Decidió
visitar a la bruja para explicarle lo sucedido en Acterbrau, un
pequeño pueblo.
Entre
las dos emprendieron un viaje hasta el pueblo, aún sabiendo de los
peligros que corren.
Tras
un viaje de más de una semana, llegan a Acterbrau. Se quedan
perplejas al ver la calma que hay, ya que se suponía que estaban
casi en guerra. Buscan a Amirali, otra bruja y habitante del pueble,
para que les explique con exactitud lo que está sucediendo.
La
acaban encontrando en su casa, y las saluda en un principio
atacándolas. Cuando se percata de quienes son, se les acerca
corriendo y las abraza llorando. Las tres entran en la casa y se
sientan en un sillón.
— ¿
Qué está sucediendo? — Le pregunta la bruja más mayor.
— Los-los
cazadores de brujas están aquí...están matando a todas las brujas
de este pueblo... — Le contesta Amirali entre sollozos.
—¿
Qué podemos hacer? No podemos permitir que esos cazadores maten a
todas nosotras. — Dice la bruja más joven.
— Tenemos
que avisar al resto de nosotras... Tenemos que combatir contra
ellos.— Le contesta la anciana.
La
bruja se levanta y va hasta el escritorio. De uno de los cajones
coge pergamino, pluma y un botecito de tinta. En el pergamino escribe
algo y después se lo ata a una lechuza. Las tres brujas ven como la
lechuza vuela por el cielo.
Como
pasan los días reciben la contestación de otras brujas y al mismo
tiempo la llegada de las mismas.
Al
cabo de dos semanas la casa está repleta de brujas de todos los
países, y la anciana bruja decide que es el momento de actuar.
— Como
todas sabéis, los cazadores de brujas están aquí y ya han matado
a muchas de nosotras. Nos han estado aniquilando desde hace muchos
siglos, y ninguna de nosotras a hecho nada para cambiar eso. Ha
llegado el momento de que nos enfrentemos a ellos y les hagamos
pagar por todas las muertes que hemos sufrido por su culpa.
Todas
las brujas la vitorean. El rencor que les tienen a eso cazadores las
corrompe por dentro, haciendo de unas mujeres nobles, que no han
hecho daño alguno a nadie, se conviertan en unas bestias, capaces
incluso de matar.
La
anciana bruja escribe una nueva carta, pero esta vez para los
cazadores de brujas.
A
media noche salen de la casa más de un centenar de brujas furiosas y
con ansias de venganza. Van a un bosque cercano al pueblo, y esperan
la llegada de los cazadores de brujas con algo de nerviosismo.
Estos
no tardan mucho en llegar y muchos de ellos se quedan perplejos al
ver a tantas brujas.
— Hola
Alicia. — Dice uno de los hombres.
— Hola
Nerium. — Le dice la anciana.
— Por
lo que veo os estáis rebelando.
— A
sí es, Nerium. Desde este momento no vamos a permitir que nos
matéis, almenos sin luchar.
La
lucha comienza sin que las brujas se percaten. Alicia comienza a
preguntarse si a sido buena idea involucrar a tantas brujas en una
lucha que realmente es suya. Ya al principio han caído diez de
ellas, y ninguno de los cazadores.
La
lucha perdura durante más de dos horas. Alicia mira a su alrededor.
Ve a casi la mitad de las brujas que eran tumbadas en el suelo, sin
vida. El remordimiento le comienza a entrar, pensando que todas esas
muertes han sido por su culpa, por querer vengarse... por querer ver
muertos a todos los cazadores.
Amirali
y la bruja joven se le acercan.
—Hemos
ganado, Alicia. — Le dice Amirali
—Sí.
Alicia
mira a Nerium, que está tumbado en el suelo de una forma extraña, y
siente que por fin todo a terminado, que van a poder tener una vida
sin problemas, sin preocupaciones, y haciendo lo que mejor se les da:
ayudar a los que la necesitan de verdad.
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